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SALUDO DEL HERMANO MAYOR- PRESIDENTE
¡Oh Cruz!, tus eres la Pascua de mi vida, el abrazo que recibo cada mañana, cada noche. El amor en mi trabajo, en el abrazo con mi esposa, mis hijos y mis padres, en la calle con mis amigos y mi gente. Tú eres, Señor, el que llena mi vida y me inunda de paz y alegría. Tu eres mi dueño y mi todo en todas las cosas. Tú eres lo primero ahora y siempre Amén.
Es un saludo al Señor y ahora os lo hago a vosotros mis queridos hermanos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia y de las distintas advocaciones.
Saludo cordialmente a nuestro capellán Don Sebastián, párroco de Santa María, a nuestro amigo Don Juan Ramón, párroco de San Pedro, a nuestras monjas Clarisas y a nuestras Hermanas Mercedarias, a todo el pueblo fiel a la llamada del Señor, por medio de ésta humilde Cofradía que solo trata de enamorarse de la Misericordia del Señor y de que otros lo hagan; algunos rezando desde su clausura, que lo hago notar con mayúscula por la fuente de gracia que tenemos en nuestro pueblo y la fuerza de la oración que en todos nosotros deberíamos de potenciar como primera necesidad. Oración que podíamos comenzar acudiendo a los distintos actos, que con motivo del 50 Aniversario de ésta Cofradía han preparado las distintas vocalías con ilusión, esfuerzo, alegría y esperanza.
Comenzamos el día 22 de Noviembre con la Santa Misa, fiesta de Jesucristo Rey del Universo
Mi querido pueblo, a todos os llamo y os espero. Doy las gracias por adelantado por vuestra respuesta. No soy yo el defraudado ni los hermanos cofrades si silenciamos ésta llamada; es Cristo al que decimos una vez más ¡NO!, pero yo confío en mi pueblo y en mi gente y de una manera especial en ti, amigo y hermano que tienes hambre de Dios y miles de cosas te hacen inapetente a ésta necesidad que puede llenarte, pasando a otros que te dejen vacío, aunque te sientas harto.
Es un año de gracias y bendiciones, no pases de largo, entra y reza con nosotros, dialoga, llénate y digiere todo lo que allí has recibido. Estoy seguro que la Misericordia de Dios te abrirá y llenará tu corazón. No soy yo el que te llama o invita, es ese Cristo que el Miércoles Santo, al son de un tambor, y la luminosidad de las antorchas, pasa en silencio por tu calle, por tu casa, o por aquella esquina donde tú lo esperas y Él, por la altura de su Cruz, ya te está viendo y oyendo decir: “ Es el Cristo de los Estudiantes” y con su silencio está en tu corazón diciéndote “ también soy tuyo”, tu Cristo, tu Dios, en esa huella dactilar que pones para firma, está también la mía, porque estoy tan dentro de ti que si me descubrieras sería el mejor estudiante, la mejor nota, la mayor alegría.
Querido hermano, vamos a estudiar a Cristo desde nuestro corazón en éstas jornadas, sólo Él nos puede dar la sabiduría para manejar la necesidad de éste mundo, sólo Él puede iluminar nuestro camino, sólo Él nos puede quitar las cadenas que nos impiden ser libres, sólo Él nos puede ayudar a luchar contra la injusticia e insolidaridad, sólo Él nos puede ayudar a manejar y defender a éste mundo corrupto, frío y calculador, sólo Él nos puede dar la paz y la esperanza, para eso están sus brazos extendidos hacia toda la tierra y su cabeza ha caído para abajo mirando a los hombres, a ti y a mi hermano, pero la corona de espinas mira al cielo, pues lo ha hecho heredero del cielo y junto con Él, , tu y yo, junto a todos los hombres. Con un te espero lleno de Gracia y Alegría, va el abrazo del que todo lo espera del Señor.
Un saludo de vuestro Presidente
Francisco Ruiz Vallejo ![]() |